Morir no es un
fallo técnico del sistema operativo humano.
Es una característica que nadie puede
escapar.
Es la única predicción que podemos
hacer desde que nacemos.
Todo el mundo va a morir, y es muy
probable que alguien que amamos morirá antes que nosotros.
Sin embargo, los afligidos son a
menudo tratados como aquellos a los que ha ocurrido algo antinatural o
vergonzoso.
La gente los evita, no los invita a
salir, se callan cuando entran en la habitación.
Los dolientes suelen estar aislados
cuando más necesitan a sus amigos.