Toda mi vida me la he pasado pesando en mis metas, pero antes de definirlas, pero mucho antes de entrar
en el espiritu de lo que tengo que cumplir, debo pensar en mi
mismo para evitar esas ilusiones, alucinaciones y angustias, ya que una
vez que no las cumpla, no se me llenen los ojos de desilusión.
Sin embargo, lo único que me gusta decir por no cumplir mis metas es lo siguiente:
!Qué triste ha sido todo esto!
!Qué triste! pero !qué alegre a la vez! ...... Hay que vivir triste para ser feliz.
Odio a la gente que se plantea una meta y las cumple.
Odio a la gente que se plantea una meta y las cumple.