sábado, 27 de junio de 2015

Perú

Al Perú no lo comprendo, lo único que sé es que fermenta cada día más y se ha convertido en un trago muy amargo. Este es un País donde las espinas cada día crecen más y las fieras son más poderosas.
 
En sus calles no hay fiesta de niños, sino ebrios que dan un espectáculo grotesco y chato.
Se vive en permanente estado de emergencia, hay una constante guerra civil y en vez de unión hay desunión. El único banquete que hay es el hambre, el templo que más se visita hay ceremonias banales . Hay un plato vacío , parque sin flores, habitación abandonada y un grito angustiado. 
 
La sangre brota en las calles hasta llegar al Horizonte y de ahí retorna como una resaca sin fin.
 
País es luto, escándalo, desesperación, crisis, violencia, crimen, fracaso y olvido.
 
El País no es mío, ni tuyo, no es de nosotros, es de ellos que nos los quitan. Hay que tomarlo, atarlo, estrecharlo contra nuestro pecho, clavarlo como un puñal en nuestro corazón, besarlo en la frente como un hijo, padre y abuelo. 
 
Yo creo que el Perú es gentil cuando lo tratas bien.



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